La falta de liquidez hace que el agricultor tenga problemas para pagar las pólizas a pesar del valor que tienen como colchón
WWW.MUCHASCASAS.NET.- A.RICO.-La dificultad por la que atraviesa el campo trae consigo paradojas llamativas. Por ejemplo, lo natural es que, ante el oscuro panorama, el agricultor opte por contratar seguros, ya que cualquier suceso inesperado puede significar pasar de la crisis a la ruina. Sin embargo, no es así. La falta de liquidez, motivada por la dificultad de acceder a los préstamos de campaña, está haciendo que no sólo no se contraten nuevas pólizas sino que el productor tenga problemas para pagar las que ya tiene firmadas.
"Aunque el seguro de cultivos está subvencionado, muchos son muy costosos y eso hace que ahora los agricultores apenas puedan hacer frente a los pagos, aun queriendo contratar", afirma Víctor de la Cueva, director de Asegasa, correduría de seguros de Asaja Sevilla.
La prueba de esta situación es que la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa) ha ampliado una semana, hasta este miércoles 23, el plazo para suscribir algunos seguros de cultivos de la nueva campaña (2010/2011), ante las "dificultades en la contratación del seguro y como consecuencia de un cierto retraso en la formalización de las pólizas". Las explotaciones afectadas son las de olivar, herbáceos extensivos, cereales de invierno en secano, leguminosas de grano en secano y uva de vinificación.
El sistema español no prevé ayudas directas para calamidades climáticas. De ahí la importancia de los seguros. Actualmente, existen más de ochenta líneas, que cuentan con las subvenciones que prevé Enesa en sus planes anuales (el de 2010 dotado con 284,18 millones) y que son mejoradas en determinados conceptos por las autonomías (con subvenciones, este año, a cultivos agroenergéticos y a la recuperación de plantas leñosas dañadas por adversidades). La ley reguladora data de 1978, con Jaime Lamo de Espinosa de ministro del ramo, y todavía se mantiene. Ahora, algunos países europeos se han fijado en la solución española ante las últimas oleadas de inundaciones.
Víctor de la Cueva alerta, pese a las bondades del sistema, de que en los últimos seis o siete años las subvenciones al seguro se han congelado, lo que se ha traducido en que, en términos reales, "han disminuido un 20% en España y un 18% en Andalucía". La razón es sencilla: se han creado nuevas líneas "porque la Administración quiere tener todos los cultivos cubiertos para que nadie les venga a protestar", dice De la Cueva. "Eso debería haber llevado -añade- a más incentivos, pero bajan las subvenciones y el coste de cada seguro es mayor".
Además, Asegasa propone a Enesa "crear un seguro cebolla, a través del cual cada agricultor pueda contratar desde una póliza básica hasta otra de cobertura total, que cubra cualquier contingencia climática". Ya existe en cereales y olivar, pero no en cultivos como los frutales. También se trata de que la cosecha esté protegida todo el año y no sólo en campaña.
Algunas producciones, como la del cereal, están cubiertas en un 70% de los casos. En ganadería tienen mucha incidencia los llamados seguros de retirada, que costean el gasto de retirar al animal muerto, algo obligatorio según la ley. Sin embargo, sólo entre un 4 y un 7% de la superficie de olivar está asegurada. Otra paradoja. Quizás lo natural sea no sentir la necesidad de asegurar nada si la producción es rentable, como así ha sido en años anteriores. Pero la lógica dice, recuerda De la Cueva, que es en los momentos más boyantes cuando hay que contratar un seguro, para soportar luego mejor las crisis.
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