sábado, 1 de noviembre de 2008

El intercambio de la propiedad de viviendas crece debido a la crisis inmobiliaria

- "Cambio piso de 165 metros cuadrados junto a plaza Lesseps por ático con terraza en el Eixample", o "urge trueque de vivienda en Nou Barris por otra de unos 30 metros cuadrados en el Born".
Estos son algunos de los cientos de anuncios que se pueden leer en internet en los que se ofrecen permutas e intercambios de vivienda, e incluso de alquiler. Un mercado paralelo que nace de la precaria situación en la que se encuentra el sector inmobiliario. Los anunciantes son personas de diferente condición económica y social, pero con un mismo problema. No pueden comprar porque es imposible vender.

La necesidad ha convertido el intercambio en un fenómeno que va en aumento. Durante los primeros siete meses del año, sólo en la provincia de Barcelona se registraron 612 permutas de viviendas y 79 de fincas rústicas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En Catalunya, la cifra total de intercambios de pisos ascendió a 936. Por el contrario, la actividad de compraventa sufre cada mes una importante disminución. Los precios de los pisos están bajando, pero la compra de una vivienda sigue siendo complicada para muchas familias, básicamente por los problemas para conseguir financiación. La permuta es un intercambio de bienes inmuebles que, en algunos casos, también establece la aportación de una cuantía económica. Se trata de una fórmula de transmisión, que al igual que la compraventa también paga impuestos.

Joan Castella, delegado en Catalunya de la Asociación de Expertos Inmobiliarios, explica que hasta hace un tiempo este tipo de transacciones lo utilizaban en la mayor parte de los casos los promotores con menor capacidad financiera para conseguir suelo. A cambio del terreno o de la finca, el constructor ofrecía al propietario un número determinado de viviendas, aparcamientos y hasta incluso locales de la futura promoción. En estos momentos de crisis, el intercambio de propiedad se ha convertido en una salida para la bolsa contenida que hay de viviendas. Hay compradores, pero estos no logran el dinero para poder adquirir una residencia. Es más, en esta época de incertidumbre inmobiliaria muchos promotores también están permutando vivienda nueva por otra de segunda mano.

Castella considera que se trata de un fenómeno que puede funcionar perfectamente en el caso de poblaciones diferentes y de productos distintos. "Es decir, una persona que busca una segunda residencia en la costa y otra que ofrece un piso en la ciudad", asegura este experto. Más difícil lo tienen, en su opinión, aquellos que quieren intercambiar viviendas que se encuentran ubicadas en la misma ciudad. De hecho, predominan los anuncios de intercambios entre los diferentes distritos de la ciudad de Barcelona.

Los motivos del trueque son de lo más variados. Algunos propietarios que optan por esta fórmula aluden a problemas económicos. Se ven incapaces de continuar pagando la hipoteca, la venta parece imposible y se plantean la opción del intercambio como una salida a su problema. Aun así, Castella, cree que la permuta beneficia sólo en el caso de que la hipoteca no represente más del 80% del valor del bien inmueble. "Si se compró en el 2006 por 200.000 euros y tiene una hipoteca por esta cuantía, será difícil encontrar a una persona que quiera intercambiar dos años después una vivienda por este mismo precio. El valor ha bajado", sentencia Castella.

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